Tras el podcast emitido el pasado jueves 15, Phil Spencer y Johanna Faries consiguieron calmar gran parte de la ira de los aficionados de Xbox y es que emitieron un discurso bastante conservador a la par que conciliador, pero ambiguo. Ilusionaron al confirmar que había Xbox para rato y que los exclusivos que piensan portar a otras consolas se limitarían a cuatro juegos (por ahora) y que ninguno de ellos sería un "triple A" (nada de Starfield o el próximo Indiana Jones). ¿El motivo de portar cuatro juegos de perfil medio-bajo a otras consolas? Pues asegurar la viabilidad de varias franquicias que habrían tocado ya su techo máximo de usuarios en Xbox.
"Atraer más usuarios a Xbox". Realmente parece absurdo que Microsoft, que es incapaz de conseguir que sus juegos se vendan en Carrefour, Alcampo o Mediamarkt (puesto que está retirando sus juegos físicos de los grandes almacenes) decida que para ganar público tenga que exportar a otras plataformas ciertos juegos de perfil bajo. ¿Cuantas copias de Pentiment esperan vender en PS5? ¿Tendrá Hi-Fi Rush una edición física en Nintendo Switch? Llamadme loco, pero para conseguir vender más juegos a lo mejor los tienes que poner a la venta en los grandes almacenes, como hace tu competencia. Recordemos que se ha confirmado ya que Hellblade 2, uno de los juegos más esperados de la generación y que sirvió para presentar la Series X, no contará con versión física alguna. Y esto no es un ataque a Game Pass, si no una queja a lo alejados que están del mundo real los dirigentes de Xbox.
Y es que entre la llamada a la calma que hicieron sobre que el hardware es importante para Xbox, que habrán más consolas en el futuro, que la próxima consola supondrá un salto generacional importante, que Xbox apuesta por la retrocompatibilidad y que tu "biblioteca" de juegos está asegurada para el furuto... Pues se olvidaron de dar un guiño al soporte físico. Creo que podemos dar por hecho que Brooklyn (el nombre en clave de la sustituta de Xbox Series que se filtró durante el litigio de la FTC) será una consola 100% digital. Johanna insistió una y otra vez en la idea de que nuestra biblioteca (digital) de juegos estaba asegurada para las próximas generaciones.
Pero en vez de aportar seguridad, la intervención de Johanna transmitió todo lo contrario: Por un lado te dicen que apuestan por el Game Pass, donde confirmaron que hay 34 millones de usuarios; Y por otro lado te animan a que compres en su tienda digital, puesto que gracias a su apuesta por la retrocompatibilidad podrás estar seguro de jugar a tu juego durante generaciones... Pero, a ver, ¿no se han dado cuenta que si pagas una suscripción como Game Pass, no te hace falta comprar los juegos? ¿Te animan a comprar juegos a la vez que te dicen que están disponibles desde el primer día en su servicio de suscripción? Hay que ser bastante iluso como dirigente si piensas que vas a vender juegos si apuestas por un mercado "all-digital" y financias como producto principal una suscripción que te da acceso a una tarifa plana de más de tres centenares de juegos. Y si encima todos esos juegos estarán disponibles también en PC en día uno y disfrutables a través del Game Pass de PC (donde encima el online es gratis), pues oye, a lo mejor tu apuesta por el "hardware" puede salir muy rana.
Como diría Alber Ribera: Huele a leche.
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