España es una tecnocracia bananera. Con Zapatero, a base de ventas de bonos del Estado, fuimos intervenidos de forma encubierta por el Banco Central Europeo. Más tarde, con Rajoy, la intervención se convirtió en hipoteca con el agravio de que además produjo el mayor golpe de Estado de nuestra historia reciente.
Y es que con Tejero por lo menos el golpe fue fallido, pero la realidad es que llevamos cuatro años de recortes y siguen sin aparecer los "brotes verdes". Es más, según la OCDE tampoco habrán "brotes verdes" tanto en 2013 como en 2014. Sí señores, la tasa de paro alcanzará el 28% y nuestro producto interior bruto caerá el triple de lo previsto. Para hacerse una idea, todo esto indica que nuestra tasa de paro será casi equivalente a la de la Franja de Gaza, la región con la tasa de paro más elevada del mundo.
Y es que con Tejero por lo menos el golpe fue fallido, pero la realidad es que llevamos cuatro años de recortes y siguen sin aparecer los "brotes verdes". Es más, según la OCDE tampoco habrán "brotes verdes" tanto en 2013 como en 2014. Sí señores, la tasa de paro alcanzará el 28% y nuestro producto interior bruto caerá el triple de lo previsto. Para hacerse una idea, todo esto indica que nuestra tasa de paro será casi equivalente a la de la Franja de Gaza, la región con la tasa de paro más elevada del mundo.
Y es que año tras año nos han ido recortando en Sanidad, Educación y Servicios. Nos han menguado las pensiones e incrementado la edad de jubilación. Han congelado los salarios de los funcionarios. Nos han subido los impuestos directos e indirectos. Nos han quitado derechos laborares tanto Zapatero como Rajoy. Y encima de gobernarnos mal, aún tienen el morro de decir que nos jodamos, de que defraudamos a hacienda y de que las familias que luchan por no ser desahuciadas se compran televisiones de plasma con el dinero del subsidio.
Veamos señorías, en tiempos de vacas gordas yo no pedí que me construyeran un aeropuerto en Castellón. Tampoco pedí tener una de los mejores locales de ópera del mundo en Valencia, ni un circuito urbano de fórmula uno. Si bien me parece correcto demostrar la grandeza de Valencia a nivel planetario, me parece demencial que se aprobaran unos monumentos con unos costes de mantenimiento tan elevados: Recordemos que Valencia no tiene el número de habitantes de Nueva York, Londres, Madrid o París. Tampoco pedí trenes de alta velocidad cuyo billete no puedo pagar, ni la construcción de una biblioteca en Galicia con capacidad para un millón de libros.
Tampoco pedí que se nacionalizara la banca ni que se sanearan las cuentas de estas empresas insalubres. Tampoco pedí que se indultaran por primera y segunda vez a los Mossos d'Escuadra hallados culpables en un caso de tortura. Tampoco pedí que Madrid fuera sede para los juegos olímpicos de 2012, 2016 y 2020. Para eso se ve que sí que hay dinero. Tampoco pedí que a los diputados se les diera un iPhone y un iPad "by the face". Tampoco les pedí a los diputados con residencia principal en Madrid cobrasen 1800 euros en dietas por desplazamiento. Tampoco pedí que se filtraran informes judiciales a políticos imputados por corrupción, con total impunidad, durante un pleno de las Cortes Valencianas.
Y cuando firmo peticiones como que se formalice la dación en pago y estas llegan al Congreso, estas son denegadas de forma sistemática. Desde 1985 se han presentado al Congreso un total de 63 medidas legislativas ciudadanas y el Congreso ha rechazado todas, pese a contar cada una de ellas con un mínimo de 500.000 firmas. No nos escuchan y no nos quieren oír y cuando salimos a la calle a protestar por el destrozo nacional que hacen, nos tratan de golpistas y de ir en contra de la voluntad de la mayoría de nuestros conciudadanos.
Señores, me tachan de anticonstitucional por pedir un cambio radical, cuando son ellos los anticonstitucionales. Lo dice el artículo 42 de nuestra Consitución: Todo español tiene derecho a una vivienda digna, pero permiten que la banca desahucie a familias sin ningún otro lugar a donde ir. Nos han privatizado la justicia, cuando la Constitución dicta que todos los españoles debemos de ser iguales ante la ley. Han legalizado que los inmigrantes sin papeles no tengan acceso a la sanidad pública, cuando la Constitución consagra el derecho a la protección de la salud.
En resumen, nos mean encima y dicen que llueve. Nos han estafado por encima de nuestras posibilidades y quieren que te quedes sentadito y tranquilete.
Tampoco pedí que se nacionalizara la banca ni que se sanearan las cuentas de estas empresas insalubres. Tampoco pedí que se indultaran por primera y segunda vez a los Mossos d'Escuadra hallados culpables en un caso de tortura. Tampoco pedí que Madrid fuera sede para los juegos olímpicos de 2012, 2016 y 2020. Para eso se ve que sí que hay dinero. Tampoco pedí que a los diputados se les diera un iPhone y un iPad "by the face". Tampoco les pedí a los diputados con residencia principal en Madrid cobrasen 1800 euros en dietas por desplazamiento. Tampoco pedí que se filtraran informes judiciales a políticos imputados por corrupción, con total impunidad, durante un pleno de las Cortes Valencianas.
Y cuando firmo peticiones como que se formalice la dación en pago y estas llegan al Congreso, estas son denegadas de forma sistemática. Desde 1985 se han presentado al Congreso un total de 63 medidas legislativas ciudadanas y el Congreso ha rechazado todas, pese a contar cada una de ellas con un mínimo de 500.000 firmas. No nos escuchan y no nos quieren oír y cuando salimos a la calle a protestar por el destrozo nacional que hacen, nos tratan de golpistas y de ir en contra de la voluntad de la mayoría de nuestros conciudadanos.
Señores, me tachan de anticonstitucional por pedir un cambio radical, cuando son ellos los anticonstitucionales. Lo dice el artículo 42 de nuestra Consitución: Todo español tiene derecho a una vivienda digna, pero permiten que la banca desahucie a familias sin ningún otro lugar a donde ir. Nos han privatizado la justicia, cuando la Constitución dicta que todos los españoles debemos de ser iguales ante la ley. Han legalizado que los inmigrantes sin papeles no tengan acceso a la sanidad pública, cuando la Constitución consagra el derecho a la protección de la salud.
En resumen, nos mean encima y dicen que llueve. Nos han estafado por encima de nuestras posibilidades y quieren que te quedes sentadito y tranquilete.