Golpe de Estado

El pasado 25 de Septiembre hubo un golpe de Estado. Mientras miles de manifestantes (60.000 según la BBC y 6.000 según la Delegación del Gobierno) mostraban su malestar ocupando los aledaños del Congreso, una minoría oligárquica de índole mafiosa aprovechaba su sobreprotección para votar en contra de que se aprovechen los alimentos que descartan las grandes superficies (171 votos en contra de 314), en contra de que se limiten los salarios de los políticos (308 votos en contra de 314) y en contra de intensificar la lucha contra el fraude fiscal (170 votos en contra de 314).

No contentos con lo que les esperaba fuera del Congreso, los diputados de derechas catalogaron la concentración de ilegal y la compararon con una tentativa de atentado contra nuestro sistema democrático. Lamentablemente, cabe recordarles dos cosas: La primera es que, en la teoría, los únicos sistemas gubernamentales que prohíben y limitan el derecho de manifestarse son las dictaduras; La segunda es que tenemos a un Gobierno que llegó al poder mintiendo y que se niega a realizar un referendo porque da por hecho que no recibiría el apoyo de la mayoría silenciosa de ciudadanos que no se manifestaron. Como era de esperar las protestas no pararon y volvieron a producirse el Miércoles y el Sábado.

¿Qué cabe esperar de un sistema democrático donde el único que puede invocar referendos es el presidente del Gobierno y que además no son vinculantes? Es decir, por muchas firmas que reúnas, legalmente resulta imposible que ningún partido político, o entidad civil, consiga invocar un referendo, puesto que sólo una persona tiene la potestad para hacerlo y además puede hacer oídos sordos y ningunear los resultados otorgados. Toda democracia debe de ser participativa y si no es así significaría que se nos da a entender que el sistema actual equivale a darnos el derecho a votar a un dictador cada cuatro años.

Y mientras se producía el mayor acto de desobediencia civil de la "democrática" España, nuestro presidente se encontraba en Nueva York, fumando un puro para celebrar que comparecería en la sede de Naciones Unidas para vender triunfalmente la "marca España". El mismo presidente que meses antes, tras anunciar un rescate financiero, cogió un avión para irse a ver el fútbol a la Eurocopa mientras se gastaba, con el dinero de los contribuyentes, más de mil euros para cenar. Poco le duró el humo, puesto que Cristina kirchner, otra dictadora donde las haya, le dio por denunciar en Naciones Unidas el actual estado de represión que reciben las personas que acuden a manifestarse en contra del Gobierno español.

Y hoy, para rizar más el rizo, sabemos que el paro ha crecido nada más que de 478.535 personas en un año, dejando totalmente patente que la famosa reforma laboral es pura basura. ¿De qué se sorprenden? Recordemos que fue "elaborada" en menos de 15 días y como resultado hoy tenemos más de 4,7 millones de parados. O lo que es lo mismo, una tasa de paro aproximada del 25,1%. Sí señores, por fin hemos superado la barrera psicológica del 25%.