Existe mucho desconocimientos respecto a las redes inalámbricas. Basta con sacar nuestro smartphone en pleno corazón de la ciudad para darnos cuenta del bombardeo constante de ondas electro magnéticas a las que estamos sometidos, pudiendo encontrar en medio metro una decena de resdes wifi, cobertura para tres o cuatro operadoras móviles, algún dispositivo con el bluetooth siempre activo... Pero el bombardeo de ondas no es ninguna novedad de nuestro tiempo, nuestros abuelos ya sufrían en sus carnes lo que es recibir constantemente ondas de radio y nuestros padres lo mismo con las señales de televisión.
Que no cunda el pánico. Este tipo de ondas son no ionizantes, lo que significa que es prácticamente imposible que puedan alterar la estructura de nuestras células y por tanto no sufriremos cáncer ni mutaremos por perder (o ganar) electrones en nuestros átomos. Esto significa que la red 3G de tu móvil o el bluetooth de tu teclado es infinítamente menos potente que la radiación de tu microondas e incluso de la luz visible. De hecho, la luz solar es un claro ejemplo de algo que es mucho más peligroso que las ondas de telefonía móvil. Piensa que estas ondas viajan a una velocidad de 299.792.458 metros por segundo, que su fuente de emisión se encuentra a más de 149.600.000 kilómetros de distancia y que con sólo salir a la calle sufrimos un bombardeo constante de rayos solares. Su peligro es fácil de comprobar: Si tomas el sol, te pones moreno. Por suerte nuestra capa de ozono evita que penetre la radiación solar más peligrosa, los famosos rayos ultravioleta.
Sin embargo, volviendo al tema de las ondas electromagnéticas de los teléfonos móviles, el peligro no está en la emisión de estas ondas si no en la energía empleada para emitirlas. Si desguazamos nuestro smartphone veremos que sus circuitos están elaborados con silicio y otros materiales dañinos para el medio ambiente y que además poseen baterías de ion-litio que no puedes tirar a la basura (no vaya a ser que revienten en el contenedor). A pesar de ello, cabe recordar que existen unos mínimos de seguridad fijados por ley y es prácticamente imposible enfermar de cáncer por el uso de teléfonos móviles o por vivir debajo de una antena de telefonía.
No obstante, los detractores de estas tecnologías ven una relación directa entre el auge de la tecnología y el aumento de casos de cáncer y suelen denunciar que en las últimas décadas el cáncer ha pasado a ser una de las principales causas de muerte natural. Y es cierto, analizando los niveles de cáncer en países desarrollados no sería descarado afirmar que nuestra sociedad está viviendo una auténtica epidemia y no parece que exista una relación directa con que ahora vivimos más años, si no más bien parece debido a que hemos sufrido bastantes cambios en nuestra forma de vida.
Otro de los mayores hitos es que la Cocacola Zero produce cáncer debido a que emplea el edulcorante ciclamato de sodio (E-952), el cual está prohibido en Estados Unidos por un estudio de Food and Drug Research Laboratory de 1969. Básicamente el experimento que realizó la FDRL fue testear este edulcorante sobre 240 ratas de laboratorio, donde algunos de estos roedores acabaron teniendo tumores cancerígenos. Ahora bien, las ratas fueron expuestas con dosis que exceden en más de 100 veces la dosis normal ingerida por humanos y se ha denunciado que la razón de los tumores fue debida al empleo de mecanismos que de ningún modo se darían con el uso alimentario del producto.
No obstante, en el año 2000 la European Food Safety Authority realizó otro estudio donde demostraba que el consumo de este edulcorante no es perjudicial para la salud. Pero podemos ser excépticos y realizar nosotros mismos los cálculos: partiendo de los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud, serían necesario consumir unos 6,79 litros diarios de Cocacola Zero para considerar que estamos superando el máximo "saludable" de consumo diario del E952. Esto equivale a beber unas 20 latas de Cocacola Zero por día. Por último hay que remarcar que este edulcorante no es nuevo y que está presente en otros productos como La Casera o la Cocacola Light.
¿Pero algo tendrá que haber en nuestro hábito de vida? ¿Por qué en los países desarrollados hay más casos de cáncer si este no proviene de la tecnología ni de los edulcorantes? Según el científico francés David Servan-Schreiber (1969-2011) existe una relación directa entre la ingesta de azúcares refinados y el auge de los casos de cáncer. Como ejemplos solía demostrar que en determinados países asiáticos el cáncer de mama y de próstata es prácticamente inexistente, pero esto no era debido al ADN de sus habitantes. De hecho los europeos o americanos de ascendencia asiática sufren estadísticamente los mismos niveles de cáncer que los de ascendencia local.
Básicamente David Servan-Schreiber denunciaba que desde el final de la segunda guerra mundial la fabricación (y consumo) de azúcares refinados se ha disparado y que están presentes prácticamente en todo lo que comemos. El azúcar refinado no tiene vitaminas, no tiene minerales útiles, no tiene enzimas, no tiene microelementos, no tiene fibra, no tiene proteínas, no tiene grasas y por consiguiente no aporta ningún beneficio en la alimentación humana. Quitando todo eso el azúcar es imprescindible, puesto que aporta carbohidratos necesarios para rellenar nuestras reservas de energía... el problema es que en su exceso nuestro cuerpo no puede absorber tales cuantías de azúcar y aparte de producir diabetes y dependencia, puede ser utilizado por ciertos tumores para crecer y reforzarse.
Para haceros una idea de por dónde van los tiros, importar azúcar refinado es ilegal en Estados Unidos, pero este elemento "ilegal" está presente en casi toda nuestra alimentación y casualmente se produce en mayores cuantías en los países desarrollados. Actualmente cada persona toma una media de 61kg de azucar refinado al año, el equivalente a 300-600 calorías diarias, mientras que nuestros abuelos consumían aproximadamente diez veces menos.
David Servan-Schreiber - Le sucre et le cancer (vídeo en francés)
David Servan-Schreiber - Le sucre et le cancer (vídeo en francés)
2 comentarios:
Mmmm ahora caigo, si casi todo tiene azucar
¡Ya ves! El otro día salió en los informativos que España ya supera a Estados Unidos en obesidad infantil :S
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