Sería mi tercer año de instituto cuando me gasté mis ahorros en una PS-X de segunda mano, animado por los comentarios de Fran y Ruiz (unos compañeros de clase). La compré en un Cash Converters por unas quince mil pesetas (90 euros) y hasta la fecha me ha dado muchas horas de diversión. En aquella época ya tenía una Nintendo 64, pero poco me pudo ofrecer debido a su escaso número de juegos. No nos equivoquemos, la Nintendo 64 era una gran consola, pero no podía estar siempre jugando al Goldeneye, al Zelda o al Mario 64.
Recuerdo con cariño esas grandes partidas al Tekken 3, al Tony Hawk Pro Skater 2 o al Pro Evolution Soccer. Juegazos que en la época sólo podías disfrutar en esta consola. Es cierto que la Nintendo 64 tenía su International Superstar Soccer, pero el juego de Major A (uno de los diversos estudios de Konami) poco podía hacer frente al "Winning Eleven" de Konami TYO.
Comencé mis estudios universitarios en Alcoy y por descontado no tardé en llevarme esta video consola ahí. Recuerdo con cariño una anécdota que guarda relación con la que fuera mi pareja entonces. Recuerdo que una tarde se quejaba de que le prestaba poca atención, así que entró en mi cuarto a saludar y cuando salió de él descubrí que tenía abierta la bandeja del lector de la consola: Venía de quitarme el Pro Evolution Soccer.
Una hora más tarde volvió a entrar y me dijo algo así como:
Una hora más tarde volvió a entrar y me dijo algo así como:
- "¡¿Qué?! ¡¿Cómo es que ahora sigues jugando al fútbol?!"
- "Cariño, antes jugaba al Pro, pero como no lo encuentro he puesto el FIFA".
A los cinco minutos, de nuevo sin darme cuenta, la bandeja de mi consola estaba de nuevo abierta. Lógicamente el FIFA también había desaparecido. Esta sólo era una de las miles de anécdotas que me ha dado esta consola.
La PSX también era una consola que me gustaba llevar cada verano a Bélgica. Más que nada porque nunca me ha gustado llevar bultos caros en mis maletas, como pudiera ser la Xbox 360. Por desgracia este verano no pude traerla, puesto que a principios de año el lector de mi consola murió mientras intentaba arrancar el Final Fantasy VII. Era encender la consola y escuchar como el lector agonizaba sin ni siquiera poder ver un mísero "Loading..." en pantalla.
La PSX también era una consola que me gustaba llevar cada verano a Bélgica. Más que nada porque nunca me ha gustado llevar bultos caros en mis maletas, como pudiera ser la Xbox 360. Por desgracia este verano no pude traerla, puesto que a principios de año el lector de mi consola murió mientras intentaba arrancar el Final Fantasy VII. Era encender la consola y escuchar como el lector agonizaba sin ni siquiera poder ver un mísero "Loading..." en pantalla.
Ayer, mientras estaba con un amigo en el centro, encontré esto. Una "PS-One" en perfecto estado por catorce euros. El precio incluía un mando de control impoluto, el adaptador a corriente y el cable AV. Recuerdo que mi colega me soltó:
- "Por ese precio si no la compras tu, la compro yo".
Ayer, al llegar a casa, encendí la consola. Reviví esa mágica sensación de ser miembro de Avalancha y, como cada vez que inicio una partida nueva, no pude evitar soltar una carcajada al ver los insultos censurados de Barret.
- ##$%@ pizza!!
2 comentarios:
Xenogears Sebas...
Ese es muy bueno, también Vagrant Story, en fin el PXS tiene mucho material muy bueno.
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