Nier

Nier es un juego con una banda sonora excepcional, jefes finales colosales y que posee una mecánica de juego que engancha a todo fanático de los RPG. ¿La pega? Bueno, por donde empezamos... Año 3361, los coches no vuelan y la nave Enterprise, pese a tener ya más de mil años de vida, aún no se ha fabricado. Es más, en el año 3361 no habrá tecnología, volveremos a la edad media donde pelearemos de castillo en castillo y de paso pastaremos ovejas, plantaremos sandías y pescaremos sardinas. Ríete tu del cambio climático o de la revolución industrial. Por no haber no veréis ni una triste máquina de vapor.

Es poner el juego por primera vez y quedarse sin aliento... Best opening EVER!

Eres Nier, viudo macizorro de cuarenta y pocos que maneja espadones más grandes que su propia columna vertebral, cual complejo de Cloud Strife retirado. Pero a pesar de que no existan ordenadores con Windows y de ser un hombre genéticamente hiper sano, tu única hija ha caído víctima de una plaga letal. Bueno, habría que remarcar lo de plaga, puesto que en todo el maldito juego nunca verás a otra persona infectada por la misma enfermedad.

Por algún extraño motivo en la versión japonesa el prota es un niñato afeminado.

Tranquilos, en Europa el prota esta hecho todo un He-Man.

Seguro que existe un motivo para esto, pero no voy a aprender japonés para averiguarlo.

A cascoporrazo limpio, a través de unas veinte horas de juego, tendrás que pasar por mazmorras más unidireccionales que los escenarios del Halo 3 para buscar una cura para tu hija, mientras te acompañan un libro parlanchín, una tía que viste sólo con un camisón desgarrado y un muñeco de peluche con complejo de emo que a su vez resulta ser más feo que el tato.

Vale, son pocas horas de juego, pero oye, tienes tres finales alternativos, los cuales sólo puedes acceder una vez te hayas pasado el juego por primera vez. Cada vez que te pases el juego te darán un nuevo "save" que te carga la partida a mitad de la trama y te desbloquea el siguiente final alternativo. ¡Apa! ¡Así cada vez tienes otras 10 horas de juego! Aunque yo te recomiendo que seas cuerdo: pásate el juego sólo una vez y mira el resto de finales en Youtube. Tu paciencia te lo agradecerá. Además, hay que remarcar que este juego es un auténtico monumento al reciclaje: En el primer final te habrás paseado tres veces por cada mazmorra, así, como suena (no exagero).

Kaine y su gran armadura de batalla.

¿Sigues leyendo? ¿Después de todo lo que he dicho te sigue interesando el juego? Vale, sigamos. Este juego tiene todos los clichés habidos y por haber en un RPG japonés. Hierbas medicinales para recuperar vida, puentes que casualmente no están construidos hasta que el guión te exija visitar el pueblo que hay al otro lado del barranco, personajes que mueren por el bien común (y si eso resucitan "to save the day!"), parón de cinco años entre la primera parte del juego y la segunda, bichos finales gigantescos al final de cada mazmorra, traiciones de seres cercanos, jefes finales con puntos débiles y hasta una horrenda verdad que descubriremos nada más finalizar el juego... lo nunca visto señores. Hay tanto cliché por píxel que uno se acaba preguntando si no está jugando a algún remake del Lufia 2 de Super Nintendo enmascarado para no pagar copyrights. Si hasta tendremos un porronazo de quest optativas y absurdas al más puro estilo World of Warcraft.

¿Te gustan los RPGs made in RPG Maker? Pues entonces te recomiendo que compres el enésimo bodrio de Square Enix. Los gráficos son de cuando la PS2, el guión es nefasto y la única forma que tiene de subir la dificultad de los enemigos es haciendo que tiren bolitas, muchas bolitas, muchas bolitas de color rojo y negro (para asustar más). Eso sí, el condenado engancha y hasta que no te lo acabes no lo soltarás.

Plataforma: Xbox 360, PS3.
Idioma: 100% voces y textos en inglés.
Precio de venta recomendado: 59,95 euros.
PEGI: +18 años.
Nota: Aceptable.