Dos pequeñas diferencias con España

En España los contenedores de basura son públicos y están repartidos por toda la ciudad. Aquí, en mi pueblo de Valonia, cada vecino guarda su propio contenedor en casa. Este contenedor tiene dos fondos: uno para residuos orgánicos (generalmente desechos de comida y restos de jardín) y otro para inorgánicos (envoltorios, plásticos, cerámica...). Así se aseguran un nivel mínimo de reciclaje, pero lo realmente incómodo es que sólo pasan a recogerte la basura una vez por semana.

Parece simple, pero acá son muy puñeteros con las normas: En tu contenedor no puedes tirar productos básicos como los vidrios o las botellas de refresco. Esto quiere decir que si el basurero abre tu contenedor y ve que no está en regla, no te lo recoge. Algunas botellas de vidrio pueden ser devueltas al supermercado a cambio de un pequeño descuento (como hacíamos en antaño en España), mientras que para las botellas de plástico debes de buscar contenedores públicos especiales (que escasean).

Por cierto, residuos se insertan diréctamente en el contenedor, sin tener que poner ninguna bolsa de plástico. También hay que comentar que desde hace años los supermercados no suelen dar bolsas de plástico al hacer tus compras, algo que empieza a pasar en España.

Otra cosa que llama la atención es el pan. Acá solemos tomar una barra de cuarto [2], los franceses la baguette... pues los valones tomamos el pan carré. Este pan se corta en rodajas delante de tus narices (con una máquina similar a una trituradora de papel que hay en todas las panaderías y supermercados) y pese a ser un pan de aspecto feo, resulta ser muy práctico puesto que tarda varios días en hacerse duro.