Carta a un gilipollas

Estimado niñato (no, tu no lector, es sarcasmo),

aparecio tu buen gusto por la menta y en cierta forma siento envidia de la sensación de frescura que produjo aquel chicle en tu garganta. Pero oye, tener envidia de eso no impide que piense que eres un maldito marrano. ¿Que no eres marrano? Perdón, creo que he utilizado mal la palabra para alguien de tu coeficiente. Quería decir: cerdo, guarro, asqueroso, repulsivo, vomitivo... vamos, que tu sola presencia me da arcadas.

Por eso, cerdito, cuando masques un chicle recuerda guardar su envoltorio. Piensa que tu bella goma de mascar, fabricado a partir de resinas naturales de dudosa procedencia, una vez mascada no conserva las mismas propiedades. Tu dulce bola, o tableta, de aspecto duro y de colores vivos se transforma en un producto apestado, no por el olor (pese a que doy por hecho que un individuo de tu inteligencia no se lava los dientes), si no por que es una mierda difícil de quitar. Incluso me atrevería a decir que las heces son más útiles que tu deshecho, puesto que puede ser descompuesto para el regocijo de insectos y plantas.

Bueno, me estoy yendo por los cerros de Úbeda. Mi mensaje para educarte cívicamente era el siguiente: Cuando el tiempo de uso expire, inserta el residuo resultante en su envoltorio inicial y tíralo un cubo de basura. Este hecho es de suma importancia, puesto que ese contenedor acabará siendo limpiado por gente (como tu o yo, puesto que con un 20% de paro no sabemos que será de nosotros el día de mañana) y no les resulta nada agradable meter la mano y encontrar pegamento natural entre tus guantes. Si no tienes el envoltorio, un clínex (o sucedáneo de este) te servirá.

En todo caso nunca y absolutamente nunca lo tires al suelo, o a un asiento, o en cualquier otro lugar donde pueda ser aplastado por zapatos o pantalones. Esta es la regla de oro más importante a respetar. Piensa que esa mierda no se limpia fácilmente y al contrario de lo que cree tu mente troglodita... tu madre no está para limpiarte el culo.

A todo ello quiero llegar a dos conclusiones: La primera es hacerte entender que quitar goma de mascar de la suela del zapato no puede considerarse un acto divertido, y la segunda es que me cago en ti.

Un cordial saludo,

Sebas