Yo no sé que le pasa a la gente, que se piensa que todo informático debe de ser su esclavo. Un claro ejemplo lo suelo vivir en el día a día en mi casa. Trabajo de programador, pero parece ser que por algún estúpido motivo deba de ser explotado para hacer páginas webs a conocidos, arreglar impresoras o instalar el programita de turno.
Básciamente la gente de a pie se piensan que nos sacamos la carrera para saber como piratear el Windows de turno o formatear ordenadores, sin darse cuenta que somos los arquitectos del software. Nos tratan como los oompas loompas de la ciencia y se creen con derecho a pisotearnos o vomitarnos regañinas sin sentido. Y encima todos los favores que hagamos que sean gratis, claro está.
El soporte técnico gratuito: TU.
Este jueves empezó un día de mucho estrés. Cada día gasto una hora para comer: voy a casa, como y vuelvo a la oficina. Sin hacer nada más. Tardo una hora exacta en hacer las tres cosas. Pues ese jueves tuvimos la visita de un primo de mi padre y mi recibimiento no tuvo ni buenos días, diréctamente fue:
- Oye, ¡no dijiste que le instalaste el VPN a tu padre!
- ¿Qué VPN?
- El de la universidad.
- No que yo sepa.
- Sí, sí, sí, recuerdo que la otra vez que vine a comer dijiste: "Ale, ya lo he instalado". Y me extrañó, ¡por que fue muy rápido!
Entonces me puse a hacer memoria. Me suena haberle hecho hace un año un "sudo apt-get install vpnc" a mi padre, pero en un año un pc puede haber sido perféctamente formateado.
- En todo caso le instalaría el cliente, pero no lo configuraría.
- No, no, no...
Se ve que se me pretendía dejar como un incompetente o algo, y delante de toda mi familia. Si tenéis curiosidad, es el mismo primo que me hizo ir a Burjassot por que no le compilaba
un simulador de caos que elaboró para una tesis de matemáticas.
- Es que me hace falta urgentemente. - Dice mi padre.
- ¿Y por qué no me lo pediste antes en vez de montarme esta escena a la hora de comer?
- ¡Yo que sé! Lo necesito para esta semana.
- ¡¿Y me lo pides un jueves!?
- Vamos, si no te cuesta nada mirarselo. - Dice el primo de mi padre. - Total, luego no tienes nada que hacer.
- Sólo he venido a comer. Trabajo 40 horas semanales, no tengo tiempo para chorradas.
A regañadientes, cojo mi netbook y lo enciendo. Me conecto en sesión remota por ssh a la máquina de mi padre y le configuro el PC mientras me como mi plato de arroz y carne fríos, sin ni siquiera estar recalentados. Al ver una shell en pantalla completa y tecleando toda clase de comandos, el primo se queda sorprendido y bosteza un:
- ¿Y eso que és?
- El ordenador de mi padre.
- ¡Pero si está apagado!
- No, no lo está.
- Sí que lo está.
- La pantalla está apagada. El ordenador no.
- ¿Seguro?
- Seguro. Está siempre encendido. 24 horas.
- Bueno, si tu lo dices...
Total, con una mirada en la web de la UV configuro el acceso VPN y el proxy de la universidad mientras acabo de comer. Pero ahí no acaba la cosa:
- Oye, ¿y tu de hardware qué tal vas? - Me pregunta el primo.
- Depende.
- Es que tengo un portátil que no va.
- ¿Y qué le pasa?
- Que no va.
- Vale, ¿pero qué le pasa?
- ¡Que no va!
- ¡Ya sé que no va, hasta ahí llego! ¿Qué le pasa? ¿No se enciende? ¿Te sale una pantallita al menos?
- No se enciende, mira...
Y el famoso Antonio me saca un portátil mastodóntico, del año de los dinosaurios. Decididamente parece una visita predefinida: No conozco a nadie que lleve por gusto un portátil XXL que no funcione. Con cara de "esto no puede ser real", le doy al botón de encender... y hace un amaño de arrancar, pero no se visualiza ni la bios. Se apaga al instante.
- ¿Al enchufarlo te funciona?
- No.
- ¿Has probado con otro cargador?
- No. ¿Puede ser eso?
Me tomo las dos cucharadas de arroz que me quedaban, cojo el mastodonte y me lo llevo a mi cuarto. Ahí pongo todo patas arriba buscando un cargador universal que tengo para portátiles. Una vez encontrado, pierdo diez minutos buscando la cabeza ideal para ese dichoso Toshiba. Lo enchufamos y vemos que sigue sin ir. Ni se enciende siquiera.
- Llévalo al servicio técnico.
- ¡Pero si ya sé lo que dirán! ¡Que me compre uno nuevo!
- Y con razón, no se enciende siquiera.
- ¿Puedes sacarme el disco duro? Para recuperar la información.
- Bueno...
Doy la vuelta al armatoste y busco mi destornillador automático. Destripo una ligera tapa trasera y en menos de un minuto le saco el disco duro.
- Aquí lo tienes. Todo tuyo.
- Bueno, y esto... ¿Cómo lo leo?
- Madre mía... - Mi cara era todo un poema.
Miro mi Macbook Pro, saco la ranura trasera y veo que mi disco está atornillado. Busco mi Mac Mini, pero me deshago rápidamente de la idea al recordar que tiene la gráfica muerta. Visualizo todas las torres de mi habitación, pero no sirven al tratarse de un disco duro portátil.
- Sólo me dan una hora para comer. Me tengo que ir al trabajo. - Le replico.
- Bueno, no te preocupes, ya me busco yo a alguien para que me lo lea.
- Perfecto.
- Esto... ¿me lo puedes volver a meter?
- ¿El disco duro?
- Sí, ponerlo de nuevo en el portátil.
- Pero si no te va.
- Ya bueno...
- ¿Luego sabrás volver a sacarlo?
- Sí, si ya he visto donde está...
A regañadientes vuelvo a poner el disco duro en el portátil y sin decir adiós a nadie voy a la oficina.
Ese jueves hubo mucho Rock&Roll en el trabajo y tuvimos que hacer horas extra. Básicamente yo y mis compañeros salimos pasadas las 21:15h de la oficina. Pero a eso de las 18:30h recibí una llamada a mi móvil, era mi padre:
- ¡Google no va!
- Espera, espera... ¿cómo que no va?
- Sí, que quiero ver el correo electrónico y Google no va. - Google = Internet.
- Oigo ruido, ¿dónde estás ahora?
- En La Bodegueta.
- ¿Cómo que en La Bodegueta?
- Sí, aquí, tomando una cerveza con mamá.
De fondo oigo a mi madre murmurar un "es que creo que papá ha tocado algo, por que ha desenchufado cosas para poner el ventilador".
- Y si estás en La Bodegueta, ¿por qué me llamas? ¿Quieres que lo arregle por telepatía?
- No, no, lo digo para que lo tengas en cuenta cuando llegues.
- Ver para creer...
A todo esto, llegué por las 21:30h a casa, y mi recibimiento tampoco volvió a ser cordial:
- ¿Hace falta que te hagamos cena? ¿O ya has cenado por ahí? - Me mira mi madre como si fuera un sinvergüenza.
- Estaba trabajando.
- ¿Y eso? ¿Hasta tan tarde?
- Sí mamá, existe un problema y es que el trabajo nunca se hace solo, hay que hacerlo.
Paso de discutir, cojo una pizza, se pone al microondas y se esperan cinco minutos. Voy a mi cuarto, enciendo el Macbook y me salta un aviso: "Tienes 4 correos nuevos". Aprovecho y entro en la web de Cuatro para ver el partido Dinamarca - Japón.
- Tere, ¿papá no decía que "Google no va"?
- Sí, creo que ha tocado algún cable para poner el ventilador.
- El ordenador me dice que tengo cuatro correos no leídos y estoy viendo ahora mismo un partido por Internet. Google va.
Mi padre, medio furioso se acerca a mi cuarto con mi hermano:
- Oye, que Google no va.
- Sí, ya te he oído. A mi sí que me va. ¿Puedes mirar ahora?
- Oye, no. Quiero que lo mires tu.
- ¿Y tiene que ser ahora? Me habéis jodido la comida ya, no me jodáis la cena. Ve y mira si te va. Y si no te va, no vuelvas hasta que acabe la cena.
- ¿Me das un trozo de tu pizza? - Pregunta inocentemente mi hermano.
- ¿Pero tu no has cenado ya? - Le pregunto.
- Sí.
- ¡Pues déjame cenar! - Me cabreo.
- ¿Pero me das un trozo?
- No, es mía, toda para mí.
- ¡Eres un tacaño! - Me vacila y se va.
Empiezo a comer la pizza y antes de acabar la mitad, vuelve mi padre.
- Oye, que Google sigue sin ir.
- Te das cuenta que te dije que me dejaras cenar... ¿y aún no tengo acabada ni la mitad de la pizza?
- Bueno, bueno... No te pongas así.
Me extrañó que a mi me fuera internet y a mi padre no, puesto que su máquina actua como el router de la casa. Me conecté en remoto a su ordenador y vi que no había ping al exterior. Entendí el problema: el puñetero proxy que configuré al medio día para que tuviera acceso a la VPN de su universidad. Quité la configuración del proxi y asunto arreglado.
Y llegó el viernes. Como aún tenía trabajo acumulado en la oficina, mi departamento decidió madrugar de lo lindo. Me desperté a las 6:30h am para ir a la oficina. Finalmente cumplimos la meta, y ya que entré antes a trabajar decidí volver una hora antes a casa. Ahí encontré a mis padres bastante perplejos:
- Ya decía yo. Fuiste antes a trabajar para salir antes, ¿verdad? - Pregunta mi madre.
- Sí. - Respondo. - Teníamos trabajo urgente.
- Es que como te vimos poco receptivo ayer, y al despertarnos vimos que la cama no estaba deshecha, pues pensábamos que te habías fugado de casa. - Dice mi padre.
- La leche... ¡pero si cada mañana cuando me levanto hago la cama!
Comí macarrones recalentados, y para quitarme el estrés llamé a Dani para hacer una escapada en bici. Lo bueno de Valencia es que tiene bastantes carriles bici, algunos incluso llevan a los pueblos limítrofes. Decidimos ir hasta Meliana, cerca de Alboraya. Ahí, por algún casual del destino, la rueda de mi bici decidió pincharse. Estábamos a unos siete kilómetros de Valencia y el partido Chile - España empezaba en dos horas. Por suerte, pese a volver a pata por culpa del pinchazo, llegamos a tiempo para ver el partido en sendas casas.
Esa noche dormí como un bebé, pero al despertarme el sábado empezó la furia. Se ve que ahora en mi grupo hay dos facciones: los guays y los no guays. La hermana de un amigo, que conozco desde el instituto, decidió que yo no estaba entre los guays y no me invitó a una fiesta sorpresa organizada para él. Ya nos pasó lo mismo en nochevieja.
La verdad es que el panorama para el sábado pintaba bastante mal: Con un amigo currando hasta las 23:00h, otro en una boda, otro en una despedida de soltero... el único amigo con el que podía quedar era de "los guays". Como es buen chaval, no tengo ningún problema en quedar con él. No es culpa suya que le inviten y a mi no. Nos divertimos jugando a las cartas hasta las 20:30h, hora a la que tuvo que incorporarse a la fiesta. Cuando se fue me tocó estar dos horas sólo, en el centro de Valencia, esperando a que mi amigo currante saliera de la faena.
Cenamos McDonalds, fuimos al cine y vimos Legión. Al volver a nuestras casas nos descojonamos al entrar en Facebook. Se ve que el "seleccionador" piensa que los informáticos somos un chiste:
Olé, que huevos. Esa misma persona que se ríe de los informáticos hace menos de un año me pidió que le hiciera una web con flash, opciones de comercio electrónico, que almacenara la base de datos en archivitos planos de texto (para no costearse una BDA)... y que por supuesto no costara un ojo de la cara. Al ver que trabajando 40 horas semanales me resultaba imposible hacer un proyecto de esa envergadura (sobretodo ofreciéndome cuatro duros por ello) me hice el sordo. Desde luego, root los crea y /etc/group los junta.
Ver para creer.